-No sé qué responderle; deme tiempo para pensar.
-No, no podría, necesito una respuesta en este momento: el amor no se piensa, se siente o no se siente. Yo soy hombre de pocas, pero muy firmes palabras. Le juro que tendrá mi amor por siempre. ¿Qué hay del suyo? ¿Usted también lo siente por mí?
-¡Sí!
Sí, sí, y mil veces sí. Lo amó desde esa noche para siempre.
(ESQUIVEl, L. Como agua para chocolate)
No hay comentarios:
Publicar un comentario