No fue el trato del oficial de inmigración lo que más me molestó
No fue la forma en que pronunció las 5 sílabas de esa nacionalidad que llevo estampada en la frente
No fue que me haya preguntado por mi “carta de invitación” para comprobar que efectivamente sólo venía de visita a Barcelona
Ni siquiera fue su “no eres europea. No puedes viajar por Europa pensando que lo eres”...
Es el saber que esto es tan sólo el comienzo.
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¿Peores pasaporte que el venezolano? Sí hay. Pero no por mucho tiempo.
Punto.
(Estoy cansada de tener que pagar las culpas de los demás)
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