domingo, 8 de noviembre de 2015

Las 2 Vanessas


Siempre he pensado que en mi habitan 2 personas. 2 Vanessas totalmente diferentes entre ellas. Opuestas en 180°. Agua y aceite. Una condición que muchos tienen, pero que en mi caso está totalmente justificada -y avalada- por mi carta astral. Sí señores, soy una géminis al 100%.

Está la Vanessa soñadora. La Susanita que pensaba casarse a los 23 años, tener un primer hijo a los 25, y familia completa, perro y casa a los 27. Sí, Disney no solo pasó por mi vida, sino que me escribió el cuento completo y yo me lo comí enterito. Por un tiempo.

Esa es la misma Vanessa que quiere un trabajo estable, en algo relacionado con moda preferiblemente, codeándose de gente linda y famosa. Que quiere ser la mujer perfecta, siempre en tacones y cita semanal para la manicura. Una Vanessa que sueña con comprarse un bolso Chanel y un par de Louboutin. A la que le encantan los lugares pijos y los planes top. La que quiere vacaciones en hoteles 5 estrellas, crucero por las Islas Griegas y recorrer el mundo en primera clase (vamos, que tampoco pretendo tener avión privado; soy soñadora, no desubicada).

Por otro está la Vanessa aventurera. La que quiere dejarlo todo, coger una mochila e irse a recorrer el mundo a través de couchsurfing.com y haciendo autostop. A la que le gusta vestir de vaqueros y Converse y lo que quiere acumular en su vida (y en su casa) son experiencias y no cosas. La Vanessa divertida y guerrera a la que le gusta irse de fiesta al primer bar cutre que se encuentre y al que puede entrar en zapatillas deportivas y beber cerveza toda la noche. La que quiere trabajar en una ONG y luchar por una causa noble. La que salía a protestar por sus derechos civiles en las calles de Venezuela y subía a Petare a dar charlas contra la violencia. La Vanessa que sueña con construir un mundo mejor. 

Ambas Vanessas viven dentro de mi y se pelean todo el tiempo a ver cual de las 2 predomina. Y entiéndase que cuando digo todo el tiempo es de verdad TODO el tiempo. Hasta mi forma de vestir depende de la Vanessa que se despierta primero. La música que escucho, las películas que veo, los libros que leo, la comida que preparo y hasta los lugares a los que voy dependen de la Vanessa que lleve el timón ese día.

Aunque ambas Vanessa son unas románticas super entregadas a sus causas y relaciones, una ama las historias llenas de intensidad y pasión desbordada; mientras que a la otra le gusta el romanticismo racional y analíticamente perfecto.

El problema de ser 2 personas en una es que para poder estar bien ambas deben estar equilibradas. Y lograr ese equilibrio es una tarea muy difícil, porque cuando logro tener a una contenta la otra se pone celosa y comienza a hacer berrinches. Porque si en algo coinciden las 2 Vanessas es que son extremadamente malcriadas.

Además de todo eso, mis papás cometieron el error (o el acierto) de criarnos a prueba de todo. De llevarnos de vacaciones a hoteles 5 estrellas y a viajes de 20 horas de carretera para acampar en la Gran Sábana. A pasar una Semana Santa en Nueva York, un diciembre haciendo obra social en los pueblos del sur de Mérida, o recibir el año nuevo haciendo rafting en los ríos del llano.

Mi papá dice que mi hermana y yo somos todo terreno. Que nos adaptamos a cualquier situación y la disfrutamos de la misma manera: ¡al máximo! Y que eso es parte de nuestro encanto. Pero les confieso que a veces (y solo a veces) preferiría formar parte del grupo de gente predecible y monótona. Así quizá no habría tanta lucha interna e inconformidad constante entre lo que tengo y lo que quiero. Así no tendría ya 29 años tratando de encontrar el punto medio entre ambas Vanessas; tratando de crear una combinación que me haga feliz y plena.

Pero como dice el meme, luego lo pienso detenidamente y se me pasa. Porque, ¿se imaginan que persona tan aburrida sería? 

Sí, creo que prefiero ser una géminis todo terreno que aún no se encuentra a ella misma. Con todo y lo que eso implica.

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