domingo, 8 de julio de 2012

LA FRUSTRA-CHERA


Es demasiado difícil no sentir rabia. O quizá sea tristeza. O una inmensa frustración e impotencia al saber que no puedes hacer nada. Es difícil describir lo que se siente, es una mezcla de todo. Eso que sentimos los venezolanos cuando vemos nuestros esfuerzos tirados en la papelera. La más dura y pura FRUSTRA-CHERA. 

Todo comenzó hace 2 semanas, un sábado igual que ayer. Ese día decidimos realizar la primera actividad de lo que llamaríamos "Intervenciones artísticas contra la violencia". Ésta formaba parte de #NoTeEngoriles, una campaña contra la violencia en Caracas en la que vengo trabajando desde hace casi un año. A las 9am nos encontramos en la avenida principal de Bello Campo en Chacao. Yo estaba medio enferma, y a pesar de todo decidí ir. La actividad prometía. 

El artista Luis Bonilla del grupo "Fe Caracas" fue nuestro aliado principal, y quien estuvo trabajando desde hacía varias semanas en la propuesta artística que plasmaríamos ese día. Se trató de un mural con el cual enviamos un mensaje en contra de todos aquellos que deciden recurrir a la violencia como forma de vida. Un mural para decirle a los engorilados que no queremos que sigan arruinando nuestra ciudad y en el cual les pedíamos ser más amables, decir gracias, por favor y que pensaran antes de hablar. Un mural con el cual les pedimos pelear menos y sonreír más. 

Luego de casi 4 horas de montaje, este fue el resultado: 


Cual sería nuestra sorpresa al ver que nuestro hermoso mural, con un mensaje en contra de la violencia, fue rudamente violentado y amaneció ayer totalmente cubierto por propaganda del gobierno. ¿Irónico?



Más allá de lo que pueda significar este hecho. Más allá de que el presidente se tomé cualquier campaña en contra de la violencia de forma tan personal, como si fuese una campaña en contra de él. Más allá de que el Gobierno siempre pretenda tapar y disfrazar de cualquier forma el problema de la violencia; esto me hizo reflexionar acerca del poco respeto que tenemos los venezolanos por el otro. 

Cuando formas parte de una campaña que va en contra de la violencia; que promueve la tolerancia ante las diferencias del otro y te pasan cosas como estas, te preguntas ¿cómo puedo no engorilarme? Y entonces recordé las palabras que le escuché decir al escritor Héctor Torres en una tertulia sobre Caracas: "no promovamos la tolerancia, promovamos el respeto. Por ser tan tolerantes es que somos tan violentos". 

Eso de "mis derechos terminan donde comienzan los tuyos" aquí hace tiempo que se dejó de aplicar. En este país no existen límites. Le toco la corneta al otro porque no avanza rápido cuando el semáforo cambia y yo estoy apurado. Me coleo en el banco/metro/supermercado/tráfico porque yo debo llegar primero. Escucho en el metro/camioneta/mi carro la música a todo volumen porque yo tengo derecho a escucharla y los demás tienen que calársela. Boto la basura donde me provoca. O mato al otro porque tiene algo que yo quiero. Siempre exigiendo mis derechos, siempre pensando en mi pero nunca en los demás. Quizá les parezca exagerado, pero respetar el espacio del otro es tan importante como respetarle la vida.

¡NO! Esta vez no quiero ser tolerante. No puedo ser tolerante cuando mis derechos son vulnerados y mi esfuerzo es pisoteado. Cuando nuestro trabajo y dinero es empapelado con la cara de un presidente que prefiere burlarse de nosotros antes que resolver nuestros problemas.  Esta vez exigiré respeto y haré valer mis derechos. Si queremos una ciudad menos violenta, no podemos ser cómplices de lo que otros hacen en contra nuestra. Y no podemos ser nosotros los que irrespetemos los derechos de los demás. 

Entonces sí, #noteengoriles pero tampoco permitas que otro pisotee lo que es tuyo. #Noteengoriles pero exige respeto, señala a quien abusa, a quién es violento. No exijamos tolerancia, exijamos respeto. Ya basta.


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